En la naturaleza, cuando se trata de encontrar pareja, los machos suelen competir unos con otros por la hembra, ya sea con un plumaje colorido, con sus astas o con una seductora danza de cortejo. Como ellas, con una actitud a todas vistas más inteligente -juicios morales aparte- copulan con varios machos para garantizar la procreación -al menos, esto es lo que ocurre en algunas especies-, la rivalidad masculina continúa más allá de la lucha o del cortejo en... el esperma. Y a más esperma, más probabilidad de fertilización.
Ahora, un equipo internacional de científicos liderado el doctor Renate Matzke-Karasz, de la Universidad Ludwig-Maximilians de Múnich, ha detectado señales de un «esperma gigante» en los fósiles de unos pequeñísimos crustáceos, los ostrácodos, que tienen una antigüedad de unos 100 millones de años. El animal sigue manteniendo en la actualidad la misma técnica para reproducirse, lo que lo convierte en un super macho más allá de los tiempos. Mide sólo un milímetro de longitud y, en algunos casos, su esperma puede ser hasta diez veces más grande que su tamaño.
Un éxito evolutivo
Los investigadores utilizaron un tipo especial de rayos X de gran complejidad técnica para mirar en el interior de estos crustáceos sin dañarles. A traves de esta técnica, «hemos detectado los órganos que se requieren para la transferencia de esperma gigante», explica Matzke Karasz en un estudio que publica la revista Science. «Como los ostrácodos actuales producen esperma gigante y lo hacen con los mismos órganos que hace 100 millones de años, podemos asegurar que esta característica distintiva evolucionó sólo una vez en este grupo», dice el especialista. Al parecer, «ha resultado una exitosa estrategia de reproducción en la evolución», a pesar de que el animalillo tiene que invertir mucha energía en la elaboración de semejantes cantidades de espermatozoides.
Los ostrácodos no son los únicos animales capaces de estas proezas sexuales. Existen unos cuantos que, en comparación, dejarían al hombre bastante deprimido. El esperma humano tendría que medir 40 metros de largo para ponerse a la altura de la mosca de la fruta. Este insecto mide unos pocos milímetros, pero es capaz de eyacular seis centímetros. También existen otros insectos, pájaros y algunos primates que pueden colgarse la medalla.
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