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el investigador estadounidense Wallace Broecker, quien en los años 70 acuñó el término calentamiento global, apuesta por soluciones tecnológicas masivas para luchar contra el cambio climático. Según su opinión, los países ricos deben de capturar y almacenar el CO2 de la atmósfera para paliar el problema al que han contribuido más que otros.
Broecker, de visita en Madrid para recoger el premio Fronteras del Conocimiento en la categoría Cambio Climático, que le ha concedido la Fundación BBVA, apuesta por un método que desarrolla un investigador y colega suyo de la Universidad de Columbia, en Nueva York.
El método consistiría en situar en zonas desérticas unas tolvas rellenas con una fibra de plástico, capaz de retener a lo largo del día el 30% del CO2 del aire que simplemente circula por ellas. Luego habría que descargar el gas en unas naves donde debería ser licuado y enviado a través de tuberías a almacenamientos geológicos profundos seguros.
«Hay que empezar a probar esos primeros prototipos, que llevarán más de una década de desarrollo», dijo en relación con este proyecto que hasta ahora ha contado con seis millones de dólares de financiación.
Broecker, que es un especialista en cambios abruptos del clima, advierte que los actuales modelos de previsión del clima son imprecisos y que no contemplan todas las variables físicas del sistema. «Nadie sabe cómo responderá el clima dentro de 100 años. Y si fuera un cambio abrupto, nos enteraremos cuando ocurra», aseguró.
Este investigador, en activo pese a contar ya con 78 años, cree que el cambio climático traerá «enormes consecuencias» para todos los seres vivos del planeta. En su opinión, el calentamiento será aún más agudo en el Hemisferio Norte que en el Sur, donde los océanos ocupan mucha mayor superficie y atenuarán esos cambios.
Sin embargo, Broecker considera que los océanos están llegando ya a un alto nivel de saturación en la absorción del CO2. Según sus estudios, las capas superficiales del océano -que tardan en mezclarse un milenio con las aguas profundas- dejarán de ser la esponja de la contaminación de la era industrial. En este tiempo se considera que han retenido un 35% de los gases de efecto invernadero. Muy poco con lo que se deben reducir las emisiones, que según Broecker debe ser un 90%.
«Somos los custodios de la atmósfera y sería irresponsable ponerse de brazos cruzados», dijo Broecker refiriéndose a la acción política que deben emprender los gobiernos.
En su opinión, las negociaciones del clima que concluyen en diciembre en Copenhague no van a dar los resultados necesarios, porque los grandes compromisos que hay que adoptar «es poco probable que las grandes naciones los asuman».
«Siempre habrá negacionistas del cambio climático. Algunos lo hacen para hacerse famosos y otros (lo dijo para responder una pregunta sobre la posición de Aznar) no saben nada de física. En EEUU hemos tenido a un bufón muchos años», dijo en referencia al ex presidente Bush.
Broecker, que destinará la mayor parte de los 400.000 euros del premio de la Fundación BBVA a una fundación de investigación, se considera a su edad «un activista». En esta tarea gasta la mayor parte de su tiempo. Y en recoger premios y galardones. La semana pasada lo hizo en la Universidad de Cambridge; y ésta en Madrid.
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