Una decena de organizaciones ecologistas y de desarrollo han consensuado un tratado de actuación que establece pautas para que los países industrializados alcancen un nivel cero de emisiones de dióxido de carbono (CO2) en 2050.
Elaborado por asociaciones como Greenpeace y el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), el documento fija las bases sobre las que debería asentarse el acuerdo internacional post-Kioto que la Convención del Cambio Climático de Naciones Unidas espera acordar en Copenhague el próximo diciembre.
Ese texto debe marcar los plazos de reducción de emisiones contaminantes más allá de 2012, año en que expira el actual Protocolo de Kioto.
"Las negociaciones preliminares van demasiado despacio. Queremos animar a los países a que pongan nuevas ideas sobre la mesa y darles una visión completa de lo que debe ser el texto final", explicó la jefa de política medioambiental de WWF Internacional, Kathrin Gutmann.
El tratado ha sido ultimado por las organizaciones no gubernamentales (ONG) durante la conferencia preparatoria de la cita danesa, que concluye en Bonn (oeste de Alemania) el próximo viernes y que ha reunido a 2.600 participantes de 180 países.
Compraventa de emisiones
Para el cumplimiento de esos Planes de Acción Carbono Cero y otras acciones será necesario un fondo de 115.000 millones de euros (160.000 millones de dólares) que las ONG proponen que se obtengan de la compra-venta de emisiones de dióxido de carbono y con nuevas tasas aplicables a los sectores del transporte aéreo y marítimo.
Asimismo proponen nuevos planes para que los países en vías de desarrollo puedan reducir las suyas, con el apoyo tecnológico de las potencias económicas, y seguir la estela de países emergentes como México, China y Sudáfrica que ya están planificando a largo plazo.
Las organizaciones ecologistas solicitan que en diciembre se cree una entidad destinada a coordinar todas esas iniciativas, con el nombre de Copenhaguen Climate Facility (CCF) que no sólo gestionará los presupuestos de los programas sino que fijará objetivos tecnológicos destinados a fomentar las energías renovables.
El tratado propone que en 2050 el 66% de la energía debería obtenerse a partir de fuentes renovables.
De los 160.000 millones de dólares que, según la propuesta, debería administrar el CCF, 42.000 millones se destinarían a reducir las emisiones provocadas por la deforestación, responsable del 20% de los gases contaminantes que genera el planeta.
Su objetivo es que esas emisiones se reduzcan en un 75% hasta 2020 -con respecto a las de 1990- y que se eliminen casi por completo de cara a 2030.
Gutmann se mostró "contenta" de que los países reunidos en Bonn desde hace una semana debatan "textos concretos" pero criticó la lentitud del proceso.
Apuntó además a Japón y Canadá como a los países que más trabas ponen al diálogo y que son más reticentes a la hora de fijar objetivos ambiciosos para la reducción de las emisiones de gases contaminantes.
Para Gutmann, los países no pueden escudarse en la actual crisis económica para argumentar su falta de inversión en la protección del medio ambiente y en el fomento de las energías renovables.
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