Wednesday, January 13, 2010

China ejecuta a un británico

 


El Primer Ministro británico, Gordon Brown, anunció ayer en persona a su país la muerte de su compatriota Akmal Shaik, enjuiciado en China por tráfico de drogas y condenado a la pena máxima.
En un comunicado, Brown declaró su condena más absoluta a la ejecución, aparentemente llevada a cabo ayer. “Estoy escandalizado y decepcionado por no haber sido atendidas nuestras persistentes demandas de clemencia”, afirmó el Premier y agregó: “Estoy particularmente preocupado por el hecho de que no se haya realizado ninguna evaluación de la salud mental” de Shaikh.
Este caso también generó un impasse diplomático entre ambos gobiernos, luego que Londres pidiera explicaciones formales a China, a través de la embajadora asiática en el Reino Unido.
Tras la reunión, el ministro de Relaciones Exteriores británico, Ivan Lewis, aseguró que es “importante, en una relación bilateral madura, el que estemos dispuestos a hablar francamente sobre temas en los cuales no estamos de acuerdo”. Pero no dio más detalles sobre las conversaciones.
Con la ejecución de Shaikh, se rompieron 58 años sin condenas de este tipo para ciudadanos occidentales en China y se reactivaron las críticas a Beijing por su manejo de las libertades cívicas y los derechos humanos.
La Unión Europea, en tanto, también condenó la ejecución y señaló que “lamenta el hecho de que China desoyera los repetidos llamamientos de la UE” para “conmutar la pena de muerte”, según se desprende del comunicado emitido por la presidencia del bloque.
LA CONDENA DE LA POLÉMICA
La familia alega que Akmal Shaikh estaba sicológicamente afectado desde su fracaso matrimonial en 2001. Padre de tres hijos, había abrazado una particular y obsesiva idea: haría una canción que reconciliara al mundo.
Motivado por esta cruzada viajó por varios países, entre ellos Polonia y Tayikistán. Habría sido en este país, según afirma la familia, donde narcotraficantes aprovecharon su debilidad mental para convencerlo de ingresar a China los cuatro kilos de heroína con que fue detenido. En el gigante asiático, 50 gramos de posesión de drogas son suficientes para adjudicarse la pena capital, castigo que también es aplicable a otros 68 delitos, según denuncia Amnistía Internacional.
Tras ser detenido, los tribunales chinos determinaron, en diciembre de 2008, su culpabilidad en los cargos de narcotráfico y lo condenaron a la pena máxima, ratificada luego por el Tribunal Supremo. Inmediatamente aparecieron voces que solicitaron tomar en consideración el estado mental del condenado, sin embargo las autoridades judiciales dictaminaron que “nada permite sospechar una enfermedad mental en Akmal” y denegaron cualquier apelación.
El Reino Unido había ofrecido a China hacer cumplir a Shaikh una pena alternativa en Gran Bretaña, a cambio de clemencia, pero la petición no fue acogida
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