Monday, May 4, 2009

Buscan almacenar dioxido de carbono en la profundidad

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El proyecto, denominado 'Captura y secuestro de carbono (CCS)' está a la vanguardia de las iniciativas dirigidas a reducir las emisiones de dióxido de carbono (CO2) en la atmósfera.



Esta tecnología ya existente, pero muy poco experimentada, consiste en capturar las emisiones contaminantes de las fábricas o centrales a carbón que emiten CO2 y, en lugar de dejarlo dispersarse en la atmósfera, inyectar estos gases en las profundidades de la Tierra.



A pesar de haber un gran interés, los costos elevados y las dudas que subsisten sobre la seguridad del proyecto han hecho que haya apenas unas pocas experiencias en curso. La primera central de carbón que utiliza la tecnología CCS abrió el año pasado en Alemania.



Un grupo de empresas del sector energético, investigadores y representantes del Estado de Nueva York, se reunieron el martes en la Universidad de Columbia para tratar ese tema, por lo que se espera que ese estado se convierta en un pionero en la materia.
"Tenemos la oportunidad de mostrar una nueva tecnología que podría ser revolucionaria para todo el mundo", declaró en esta reunión Paul DeCotis, responsable adjunto de política energética de Nueva York.



"Nos gustaría mucho poder exportar esta tecnología al resto del mundo", agregó.



Las autoridades apoyaron una prueba de CCS en una central de carbón en Jamestown, en el norte del Estado, pero se necesitarán nuevas reglamentaciones y financiamientos antes de que el proyecto pueda ser lanzado.



Los expertos reunidos en el Instituto de la Tierra de la Universidad de Columbia están convencidos de que este método puede salvar el planeta, cuando las economías se vuelven cada vez más hacia el carbón como alternativa al petróleo, más barata pero más contaminante.



Según Jeffrey Sachs, director del Instituto de la Tierra, el CCS será crucial para países como China e India.



China, que construye una central de carbono por semana, superó a Estados Unidos en emisiones de gases de efecto invernadero, el 80% de los cuales está vinculado al carbón, indicó Sachs. En el caso de India, la cifra llega al 70%.



Algunos grupos de ecologistas, como Greenpeace, se interrogan sobre la utilidad del CCS, afirmando que el dinero invertido debería servir para abandonar totalmente las energías fósiles en favor de las de fuentes renovables, como la solar y la eólica.


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