Saturday, June 19, 2010

los cachalotes contra el cambio climático

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Aliados inesperados en la lucha contra el calentamiento climático, los cachalotes del océano Austral posibilitan, gracias a sus excrementos, suprimir cada año de la atmósfera el equivalente de las emisiones de CO2 de 40 mil vehículos, reveló un estudio.

Cada uno de los 12 mil cachalotes que viven en el océano Austral dejan en el mar, tras digerir, unas 50 toneladas de hierro, reportó el biólogo Trish Lavery, de la Flinders University, en Adelaida, en la más reciente edición de la revista Proceedings of the Royal Society B.

En los océanos, el hierro tiene una virtud esencial pues estimula la producción de fitoplancton, microalga marina que fija el dióxido de carbono gracias a la fotosíntesis.

Los excrementos de los cachalotes son particularmente eficaces para la fertilización de los océanos pues son expulsados en forma líquida y cerca de la superficie, antes de que el cetáceo vuelva a sumergirse, subrayan los científicos.

Gracias a esta fertilización, los cachalotes propician la desaparición de unas 400 mil toneladas de CO2 de la atmósfera, es decir el doble de la cantidad que expulsan al respirar.
A título de comparación, 200 mil toneladas de CO2 es la cantidad media emitida por unos 40 mil vehículos individuales en un año, según los cálculos de la Agencia de Protección del Medio Ambiente (EPA) estadounidense.

La pesca industrial en esta parte del globo afectó a una especie, pero también dañó un pozo de carbono, término utilizado para designar a un sistema que capta más gas de efecto invernadero del que expulsa, subrayó el estudio.

Antes del inicio de esta pesca, el número de cachalotes era unas diez veces más importante que hoy, lo que significa que podía suprimir 2 millones de toneladas de CO2 por año, contra 200 mil en la actualidad, agregó.
La caza de la ballena está prohibida desde 1986 y su comercio internacional también está prohibido de acuerdo a las condiciones de la Convención sobre el Comercio de las Especies Amenazadas.

Sin embargo, en ambos casos, Japón (en nombre de la caza científica), Noruega e Islandia, plantearon objeciones, lo que les permite seguir realizando esta pesca.

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