Tuesday, May 4, 2010

Catástrofe ecológica de grandes proporciones en el Golfo de Mexico

Los temores se multiplicaron por el hecho de que se ignora cuándo se podrá controlar la fuga de crudo


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La marea negra que amenaza las costas de Luisiana, al sur de Estados Unidos, podría provocar una catástrofe ecológica de grandes proporciones debido a las particularidades de la región, que concentra el 40 por ciento de los pantanos costeros estadounidenses y un sector pesquero floreciente.

Los temores se multiplicaron por el hecho de que una semana después de la explosión y el naufragio de una plataforma petrolera en el Golfo de México se ignora cuándo se podrá controlar la fuga de crudo, estimada en más de 800 mil litros vertidos al mar a diario.

"No alcanzará con un puñado de voluntarios para limpiar la playa", subrayó LuAnn White, directora del centro de salud pública aplicada al medio ambiente de la Universidad de Tulane, en Nueva Orleans.
"Hay kilómetros de pantanos costeros a los que sólo se puede llegar en barco y que son muy delicados", explicó.

La marea y el viento pueden llevar la capa de petróleo a hundirse profundamente en los pantanos, y en la reserva de fauna silvestre de Pass-a-Loutre, que se interna en el golfo.

El simple hecho de llegar hasta las zonas afectadas puede llevar horas y, una vez en el lugar no hay tierra firme para pisar, sin hablar de establecer un cuartel general de emergencia.

La experiencia muestra que los incendios controlados del crudo en el mar podrían ser la mejor solución, dada la dificultad de limpiar los pantanos, estimó White.

Los pantanos costeros hierven de vida: alimentados por los ricos sedimentos del Mississippi, rebosan de peces y crustáceos y abundan las ostras. Constituyen además una importante etapa para las aves migratorias.
Para los mamíferos y los peces, si su pelaje o plumaje resulta manchado con petróleo pueden morir por sofocación o hipotermia. En una costa rocosa los voluntarios pueden capturarlos para limpiarlos, pero eso es más difícil en los pantanos.

En cuanto a las tortugas marinas, cocodrilos, delfines o ballenas, pueden inhalar o ingerir el petróleo cuando suben a la superficie para respirar, o al alimentarse de presas ya manchadas, corriendo el riesgo de sufrir inflamaciones, lesiones internas u otras complicaciones.

Aunque el petróleo flota en la superficie, algunos hidrocarburos se depositan en el fondo y crean un entorno tóxico que puede matar las larvas de peces y de otros animales marinos.

"Si eso continúa durante meses, como temen algunos, habrá muchas otras consecuencias", advirtió Tom Minello, especialista en medio ambiente de la agencia federal oceánica y atmosférica (NOAA).
"Uno de los aspectos más peligrosos de todo esto es que el petróleo podría depositarse en algunos habitats costeros, lo que tendrá efectos a largo plazo sobre los recursos de nuestra pesca", explicó Minello.

Sin esperar la marea negra, criadores de camarones de Luisiana ya presentaron una demanda contra BP, a cargo de la explotación de la plataforma accidentada, para obtener un resarcimiento de cinco millones de dólares.

Luisiana es de lejos el primer productor estadounidense de camarones, cultivados en inmensas explotaciones costeras.

"Este accidente prueba que la industria petrolera en el mar es contaminante, peligrosa y mortífera", aseguró por su parte Aaron Viles, de la asociación ecologista Gulf Restoration Network.

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