Cerca del Ecuador, una franja de abundantes lluvias nutre a numeros espacios terrestres y los convierte en típicas estampas del trópico húmedo. A lo largo de todo el globo, islas y regiones continentales reciben hasta cuatro metros de lluvia anuales en algunos casos.
Sin embargo, esa franja, conocida como zona de convergencia intertropical, se está desplazando hacia el norte desde hace tres siglos a una velocidad de 1,4 kilómetros por año.
Ese desplazamiento podría acelerarse si continúan aumentando las temperaturas globales, según un nuevo estudio publicado en 'Nature Geoscience'.
Las oscilaciones de la zona de convergencia intertropical, así llamada porque en ella colisionan los vientos alíseos del noreste con los del sureste, son naturales. En el verano boreal, las presiones atmosféricas bajan con el calentamiento y la franja de precipitaciones tiende a subir hacia el norte (unos 10º Norte). En el invierno boreal, se desplaza hacia el sur (3º Norte).
Las oscilaciones también pueden verse influidas por forzamientos astronómicos, pero éstos abarcan periodos de tiempo mucho más largos.
Sin embargo, Julian Sachs, oceanógrafo de la Universidad de Washington, y colegas advierten de las alteraciones que podría producir el cambio climático sobre estas variaciones estacionales.
En el estudio, los autores pronostican que la franja de precipitaciones podría continuar su tendencia hacia el norte debido al actual calentamiento global, con consecuencias económicas y sociales para los habitantes de los trópicos.
«El incremento de gases de efecto invernadero podría alterar la principal franja de precipitaciones en los trópicos con profundas implicaciones para las sociedades y las economías que dependen de ella», escriben los autores del estudio. «Estamos hablando de la mayor franja de precipitaciones del planeta», dice Sachs. «De ella depende mucha gente que no tiene acuíferos de los que extraer agua dulce», continúa.
La franja estuvo más al sur en el pasado
Para llegar a sus conclusiones, los investigadores analizaron sedimentos y fósiles microbianos de algunas islas tropicales.
Sorprendentemente, descubrieron que algunas islas situadas justo encima del Ecuador, a 5ºN, que actualmente reciben abundantes lluvias (tres metros anuales), como la Isla de Washington o Palau, en el Pacífico, fueron áridas durante unos siglos, especialmente en los inicios de la Pequeña Edad de Hielo (1400-1850).
Paralelamente, las islas Galápagos, situadas en el Ecuador y hoy más bien áridas, fueron mucho más húmedas durante ese periodo de tiempo.
La zona de convergencia intertropical estuvo, pues, mucho más al sur hasta hace unos 300 años, cuando empezó a trasladarse hacia el norte como consecuencia de un mayor calentamiento de la atmósfera. Algo que podría intensificarse ahora con la aportación de los gases de efecto invernadero.
«Esto ocurre porque, aunque la radiación solar que recibe la Tierra es siempre la misma, cambia la forma de redistribuir el calor», expica a elmundo.es José Luis Pelegrí, del Departamento de Oceanografía Física del Instituto de Ciencias del Mar perteneciente al Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).
«Lo interesante de este estudio es que demuestra una vez más lo complejo que es el sistema Tierra, con tantos mecanismos de reajustes que oscilan a frecuencias muy diversas», añade. Como ocurre en cualquier sistema caótico o no lineal, del que el clima es un buen ejemplo, un pequeño cambio en la redistribución de la insolación ha provocado grandes alteraciones climáticas, como es este desplazamiento de la franja de lluvias ecuatoriales.
«Ahora estamos en un sistema cálido. Pero si seguimos forzando las cosas, puede que el clima pegue un cambio importante. Este estudio es un ejemplo de eso», advierte Pelegrí.
No obstante, la zona de convergencia no tiene libertad total de movimiento. Los expertos consideran que sus límites la mantendrán cerca de los trópicos. «De continuar avanzando a la misma velocidad, se situará 126 kilómetros más al norte que ahora para finales de siglo», concluye Sachs.
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