John Kanzius, un científico de Erie Pennsylvania (EE.UU.), asegura haber encontrado la forma para quemar agua salada. El secreto consiste en someterla a un bombardeo con ondas de radio de la frecuencia y energía adecuadas. Kanzius hizo su descubrimiento de forma accidental mientras buscaba una cura para el cáncer, mediante un generador de ondas de radio implantado en los pacientes.
Kanzius conoce muy bien esta clase de radiación, ya que además de su trabajo como ingeniero posee una estación de radio. Todo comenzó cuando, en uno de sus experimentos, vio que el agua salada “lanzaba llamas al estar sometida a ciertas frecuencias”. Experimentos posteriores demostraron que las llamas pueden alcanzar temperaturas de hasta 3.000º centígrados, lo que las hace adecuadas para construir turbinas eléctricas especiales, que podría terminar definitivamente con la dependencia que tenemos con los -contaminantes y escasos- combustibles fósiles.
En este momento, el ingeniero retirado trabaja junto a un equipo de colegas buscando la forma de optimizar su invento. Kanzius asegura que esta tecnología podría reemplazar la propulsión de todos los automóviles y que vendería su descubrimiento a las empresas de energía, destinando el dinero obtenido a la investigación de la cura del cáncer.
Es posible que John Kanzius efectivamente haya encontrado la forma de hacer arder el agua de mar. Quizás sea el hidrógeno, o tal vez el sodio. Sin embargo, hay una diferencia importante entre “el agua de mar puede quemarse” y “podemos usar agua de mar como combustible”.
No tenemos los datos para corroborarlo, pero es seguro que la energía aplicada por la máquina que genera la radiofrecuencia sea mucho mayor a la que puede obtenerse de la llama que sale de la probeta. De hecho, si no fuese así se estarían violando una gran cantidad de principios físicos y tendríamos, ni más ni menos, una máquina de movimiento perpetuo. Así y todo, no deja de ser un experimento interesante.
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