Una plataforma de hielo de miles de kilómetros cuadrados, a punto de perder el puente que la une al continente por el calentamiento.
La plataforma de hielo Wilkins, en la península antártica, se convertirá pronto en la décima capa de hielo flotante en desaparecer en el océano de los últimos 50 años. Las plataformas de hielo son extensiones de capas de hielo continental que flotan en el mar. Pueden tener varios metros de grosor. La mayor de la Antártida, lade Ross, es tan grande como Francia.
Desde la primavera pasada, la plataforma Wilkins se mantiene pendiente de un hilo, y actualmente está unida por una franja de hielo de apenas 40 kilómetros de largo y 500 metros de espesor en su punto más estrecho. Según los científicos, su colapso es inminente y es un milagro que no haya ocurrido ya.
"Hemos venido a la Plataforma Wilkins para verla morir", dice David Vaughan, glaciólogo de la Inspección Antártica Británica (British Antarctic Survey). La plataforma tiene una superficie de miles de kilómetros cuadrados y sobresale 20 metros por encima del mar junto a la península antártica. La franja que la mantiene en su sitio, ahora de 40 kilómetros, era hace 50 años de 100 kilómetros.
En su origen, la plataforma Wilkins cubría 16.000 kilómetros cuadrados. En las últimas décadas ha perdido el tercio de su superficie, pero aun así sigue siendo del tamaño de Jamaica. "Realmente podría desprenderse en cualquier momento", añade Vaughan, aunque quizás pueda durar semanas o meses. Una vez se desprenda, el hielo será absorbido por el mar.
En los últimos 50 años otras nueve plataformas han retrocedido o colapsado alrededor de la península antártica: Larsen A, Larsen B y Larsen C, Príncipe Gustav, Muller, Jones, Wordie, George VI norte, George VI sur y Wilkins. En total, se estima que han desaparecido unos 25.000 kilómetros cuadrados de hielo.
"Tanto ésta como las otras nueve plataformas que hemos visto con una trayectoria similar son consecuencia del calentamiento", dice Vaughan. Algunas de ellas tenían al menos 10.000 años de edad. En el continente, el espesor medio del hielo es de unos tres kilómetros, y se han extraído "testigos" (muestras) de hasta 800.000 años.
La pérdida de plataformas continentales no suele afectar al nivel del mar significativamente porque es hielo que en buena parte está sumergido en el agua. Lo que sí preocupa a los científicos es que, al desaparecer, permita el desplazamiento de los glaciares continentales hacia el mar, algo que sí alterará el nivel del agua.
La temperatura en la península antártica ha aumentado unos 3ºC desde 1950, en contraste con el resto del continente blanco, donde apenas se han registrado indicios de calentamiento. El Panel Intergubernamental para el Cambio Climático (IPCC) de la ONU, del que es miembro Vaughan, estimó en 2007 que el nivel del mar se elevaría entre 18 y 59 centímetros en este siglo.
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