Un equipo de arqueólogos de Nueva Zelanda buscará dos cajas de whisky de malta escocés de una cosecha especial enterradas desde hace un siglo bajo los hielos de la inhóspita Antártida.
Los científicos, miembros de la Sociedad para la Conservación del Patrimonio Histórico de la Antártida neozelandesa, realizarán esta inaudita expedición en enero del próximo año.
El "tesoro" son dos cajas de whisky de la renombrada marca McKinlay & Co que pertenecieron al explorador irlandés Ernest Shackleton, quien entre 1907 y 1909 fracasó en varios intentos por ser el primero en poner pie en el Polo Sur.
En 2006, dos arqueólogos descubrieron 25 cajas del whisky atrapadas en el hielo debajo el suelo de madera de una cabaña que construyó la expedición de Shackleton, pero en aquella época las cajas y las botellas estaban cubiertas de un espeso manto de hielo que impidió desenterrarlas.
Las autoridades neozelandesas han accedido a que los arqueólogos recuperen dos de las cajas, pero las otras deberán quedarse dónde están, dado que así lo obliga el Tratado de la Antártida, un acuerdo de patrimonio histórico firmado por los doce países que co-administran el continente helado.
Cuando sean extraídas del hielo, las botellas serán trasladas a Nueva Zelanda, donde serán restauradas antes de devolverlas a la Antártida y para depositarlas en el mismo lugar en el que las dejaron los exploradores.
Sin embargo, la destilería escocesa Whyte & Mackay, que distribuye la marca McKinlay, defiende que tiene derecho a que le haga entrega de una botella o al menos una muestra del whisky de malta, tan añejo que la destilería dejó de producirlo hace años.
Whyte & Mackay cree que si los tapones de corcho se han mantenido intactos, resulta muy posible que el sabor del whisky haya mejorado, pero matiza, que si las botellas están ladeadas, los cierres estarán afectados por la corrosión, con lo cual el aroma puede haber empeorado.
Incluso la destilería se plantea analizar su composición para intentar elaborar un whisky con ese mismo sabor, un aspecto que al jefe de la expedición de arqueólogos, Al Fastier, parece no interesarle.
"Pasaremos algo de tiempo en la cabaña de Shackleton y tendremos que extraer el whisky", explica Fastier.
Los expedicionarios emplearán herramientas perforadoras especiales para taladrar el hielo que rodea la construcción sin dañar el "tesoro" que aguarda en el subsuelo de la cabaña.
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