El tema de la existencia o no de agua en la Luna, y de la forma en que ha llegado allí o cómo se produce, no deja de crear controversia. Luego del descubrimiento realizado por el orbitador lunar indio Chandrayaan-1 y el castañazo que se dio hace unos días la sonda LCROSS contra su superficie, parece que ahora tenemos una teoría bastante plausible de cómo la Luna produce su propia agua.
Los científicos tienen las pruebas necesarias para afirmar que en nuestro enorme satélite natural existe agua. Ahora el problema parece ser la forma en que ese elemento se genera en la Luna, y los especialistas pasan noches en vela devanándose los sesos para encontrar una explicación satisfactoria para este fenómeno.
Una de las últimas teorías dice que la Luna se comporta como una gran esponja, absorbiendo una parte de las partículas eléctricamente cargadas (protones) que expulsa el Sol. El instrumento SARA de la ESA-ISRO, a bordo del orbitador lunar indio Chandrayaan-1, ha descubierto la forma en que esas partículas interactúan con el oxígeno presente en algunos granos del polvo que cubre la superficie lunar, produciendo agua. De estar en lo cierto, esto además proporcionaría a los científicos una nueva forma de obtener imágenes de la Luna y otros cuerpos del Sistema Solar carentes de atmósfera.
Cada átomo pueda ser rastreado hasta su origen para obtener una imagen muy clara.
Desde hace décadas sabemos que la superficie de la Luna está cubierta por una capa bastante gruesa compuesta por un conjunto disperso e irregular de granos de polvo conocidos como regolito. Los astronautas de las misiones Apolo trajeron muestras de ese material en la década de 1960 y 1970, por lo que conocemos bastante bien su composición. Las partículas que llegan desde el sol quedan atrapadas en los espacios existentes entre los granos de regolito y son absorbidos. Cuando ocurre esto, los protones interactúan con el oxígeno que contiene el polvo Lunar, produciendo hidroxilo y agua. El Moon Mineralogy Mapper (M3) del orbitador Chandrayaan-1 también ha confirmado esto.
Chandrayaan-1 vale su peso en oro. Los resultados de su instrumento SARA (Sub-kilo electron volt Atom Reflecting Analyser) también confirman la proporción en que los protones provenientes del Sol son absorbidos por el regolito lunar. Parece que solo cuatro de cada cinco son absorbidos, y por ahora es un misterio el por qué se produce el rebote hacia el espacio del quinto. Los cuatro protones que permanecen en la Luna se unen a electrones “locales” para convertirse en átomos de hidrógeno. “Nunca esperamos algo como esto,” dijo Star Barabash, del Instituto Sueco de Física Espacial, la investigadora principal de Europa a cargo de SARA. El hidrógeno escapa de la Luna a una velocidad cercana a los de 200 kilómetros por segundo, sin ser prácticamente desviado por la débil gravedad Lunar. Como el hidrógeno es eléctricamente neutro, tampoco es afectado por los eventuales campos magnéticos que puedan existir en su camino. Esto significa que los átomos vuelan en línea recta, como si fuesen fotones de luz. Esto permite que cada átomo pueda ser rastreado hasta su origen para obtener una imagen de la superficie, en las que las áreas que emiten más cantidad de hidrógenos aparecen más brillantes.
Barabash y su equipo están analizando esas imágenes buscando anomalías magnéticas en las rocas lunares. Estas deberían generar burbujas magnéticas capaces de desviar los protones solares hacia las regiones circundantes, haciendo que las rocas magnéticas aparezcan más oscuras. Ahora que sabemos (o creemos saber) cómo se forma el agua en la Luna, solo falta que las anomalías magnéticas revelen la posición del TMA1. El resto, será historia.
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