La actividad solar, alcanzará su máximo en el año 2013, y esto obliga a la comunidad mundial a tomar medidas para que las tormentas magnéticas no pasen a ser una auténtica catástrofe, opinan los meteorólogos norteamericanos.
Según la jefa adjunta de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de EEUU, Kathryn Sullivan, el mundo depende cada vez más de las nuevas tecnologías, y los sistemas de navegación, infraestructura energética y telecomunicaciones, entre otros, son muy vulnerables ante las tormentas solares.
“El último disparo de actividad solar se registró en 2000. En 2013 se observará el nivel máximo de tormentas solares”, dijo.
Sullivan subrayó que para paliar los efectos negativos de este fenómeno, se requiere “comprensión global” y una estrategia conjunta. En caso contrario cualquier mayor tormenta solar puede convertirse en una catástrofe global y acarrear las más graves secuelas económicas.
“Llamo a todos los miembros de la Organización Meteorológica Internacional a contribuir al monitoreo del tiempo espacial”, añadió al intervenir en el congreso de este organismo.
Los disturbios del campo magnético terrestre se deben a emisiones de plasma solar, partículas ionizadas, que afectan la magnetosfera de nuestro planeta y originan, por ejemplo, interferencias a radiocomunicaciones.
Desde el año 2000 en la Tierra se registraron 12 mayores tormentas magnéticas que causaron fallos de sistemas energéticos y de radiocomunicación y auroras polares visibles incluso en el ecuador. La última mayor tormenta magnética ocurrió el 11 de septiembre de 2005.
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