Wednesday, March 9, 2011

Congelado Vivo , caso inexplicable

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El invierno de 1984-1985 fue excepcionalmente frío sobre Estados Unidos, desde Michigan hasta Texas. La mañana del 19 de enero de 1985, en un poblado cercano a la periferia de Milwaukee, Wisconsin, mientras sus padres estaban dormidos un pequeño llamado Michael Troche de dos años, salió de su casa en pijama. La temperatura en esas fechas oscilaba oscilaba en los 60 grados bajo cero (de acuerdo con los registros climato­lógicos del estado)

El menor pronto se desmayo sobre la nieve, así permaneció algunas horas hasta que fue encontrado por su angustiado padre, quien notó que el infante no respiraba y se le habían for­mado cristales de hielo encima y debajo de la piel, además tenía los miembros rígidos.

Michael fue ingresado de urgencia en el Children's Hospital de Milwaukee, y de inmediato fue atendido por un equipo de 20 enfermeras y 18 médicos, enca­bezados por Kevin Kelly, especialista en hipotermia.

Varios médicos coincidieron en que al manipular el cuerpo del peque­ño era posible escuchar crujidos desde su interior debido al congelamiento de sus órganos, y que su cuerpo registraba una temperatura de menos 16 °C.

Los médicos conectaron de inmediato a Michael a una máquina conocida como pulmón artificial, con el fin de calentar de forma progresiva la sangre; le inyectaron diversos fármacos para evitar la infla­mación del cerebro; le aplicaron masa­jes, y le realizaron diversas incisiones en el cuerpo para evitar que sus células reventaran por el aumento de tamaño a consecuencia de la congelación.

Durante tres días Michael permaneció en estado de semi inconciencia, entre la vida y la muerte. De manera milagrosa, según el doctor Kelly, el niño mejoró y comenzó a recuperarse con una rapidez sorprendente.

Semanas después sólo mostraba lesiones leves en los músculos de la mano, y los cirujanos tuvieron que injertarle trozos de piel para cerrar las grandes incisiones hechas en sus brazos.

De acuerdo con el informe presentado por el doctor Kelly, Michael tampoco presentó ningún daño cerebral a pesar del congelamiento.

La única explicación que encontró a este caso fue que había sobrevivido porque era muy joven y peque­ño, lo cual significaba que su cerebro y su reducido metabo­lismo necesitaban poco oxígeno para funcionar.

Fuente: Detroit News; Daily Telegraph

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