Actualmente es uno de los factores de riesgo de las enfermedades coronarias es la inactividad física. Aprender a moverse y a transformar los desplazamientos cotidianos en ejercicios físicos es uno de los desafíos para vencer el sedentarismo.
La enfermedad coronaria y su probable consecuencia final, el infarto de miocardio, sigue siendo la principal causa de muerte en los Estados Unidos y en la mayoría de los países con determinado grado de desarrollo (incluido el nuestro).
El sedentarismo está colocado entre los factores de riesgo de la enfermedad coronaria, pero además participa en el riesgo de muchas otras afecciones. La inactividad enferma, la actividad mejora todas las funciones orgánicas.
Obsérvese, por ejemplo, los beneficios que recibe el músculo cardíaco cuando está bien condicionado:
En 1’ una persona con buena aptitud física, bombea la misma cantidad de sangre (latiendo a 45 – 50 latidos por minuto) que el corazón de una persona inactiva pero a un ritmo de 75 latidos por minuto.
Comparado con un corazón bien condicionado, el corazón promedio de la persona inactiva bombea 36.000 veces más al día y 13 millones de veces más en un año.
Por eso, una buena disciplina es utilizar todas las posibilidades para moverse, incluso en la vida cotidiana. Recuerde la metáfora ”Sea ineficiente”: evite trasladarse pocos pisos en ascensor y utilice las escaleras; descienda una parada antes de llegar a su casa o al trabajo y aproveche para caminar; no le pida a los demás que le alcancen las cosas, hágalo usted mismo/a. Mejor moverse uno, hacer de lo cotidiano un pequeño gimnasio.
Pero ser activos en la vida diaria generalmente no alcanza, si la meta es lograr la aptitud física (fitness) habrá que encarar un programa de actividad física tanto aeróbica, de fuerza y flexibilidad, siempre controlado por un profesional en el área dice el Dr. Jorge Braguinsky en la revista “Opinión científica”.
En síntesis, aprecie su salud y su calidad de vida. La consigna es moverse, dejar de lado el sedentarismo.
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