Un equipo liderado por Brian Lower (profesor de la Escuela de Recursos Naturales y Medioambientales de la Universidad Estatal de Ohio) se encuentran investigando un tipo de bacterias que tienen la capacidad de “reciclar” materiales considerados como tóxicos, de manera que sean liberados de sus compuestos contaminantes.
Gracias a la utilización de varios microscopios de forma combinada, los investigadores han logrado observar la forma como las bacterias Shewanella oneidensis logran descomponer químicamente los compuestos metálicos para extraer su oxígeno.
La idea de los científicos es utilizar estas bacterias para limpiar lugares contaminados por compuestos como el uranio, tecnecio y cromo (productos químicos tóxicos remanentes de la producción de armas nucleares).
La particularidad que tienen las bacterias estudiadas es que aún cuando se encuentren enterradas en el subsuelo (o sumergidas bajo el agua), por lo que no tienen acceso al oxígeno, utilizan los compuestos metálicos para obtener la energía que necesitan, mediante un procedimiento que los científicos definen como “una antigua forma de respiración”.
Se espera que con los conocimientos obtenidos durante esta investigación, los científicos logren obtener por ingeniería genética una cepa de Shewanella con la capacidad de limpiar sitios contaminados por residuos nucleares, con una eficacia mayor a la de los actuales métodos de limpieza.
Uno de los mayores peligros de estos residuos tóxicos es que son solubles, por lo que pueden llegar a contaminar el suministro de agua local (al contaminar las capas inferiores de la tierra). Las bacterias estudiadas pueden convertir de forma natural los metales a una forma insoluble, por lo que aunque se mantengan en un mismo lugar no podrán seguir contaminando el terreno donde son ubicadas.
La Shewanella puede encontrarse de forma natural en los suelos, encontrándose incluso en cementerios nucleares como el de Hanford, ubicado en el estado de Washington (Estados Unidos).
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