El aumento en la acidez de los océanos y las actividades humanas amenaza la continuidad de los arrecifes de coral, que albergan a un tercio de las especies marinas y protegen las costas de los maremotos, advirtieron científicos reunidos en el Décimo primer Congreso de Ciencias del Pacífico.
Los océanos son cada vez más ácidos debido a las crecientes emisiones de CO2 a la atmósfera, parte de la cual se recicla en los océanos, explicó Bernard Salvat, especialista de arrecifes de corales.
En el agua del mar, el ph (potencial de hidrógeno, una medida para calcular la acidez) ha pasado de 8.2 antes de la revolución industrial a 8.1 en el presente, y podría caer a 7.9 o incluso 7.8 a finales del siglo.
"El problema es particularmente preocupante para los corales, ya que estos organismos con esqueleto calcario van a tener dificultades para calcificarse", declaró Salvat.
Por otra parte, el aumento de 2 o 3 grados centígrados de la temperatura del agua, como ocurre con fenómenos climáticos como "El Niño", blanquea el coral debido a la disminución de las algas unicelulares con las que vive en simbiosis.
"Si los problemas de blanqueo son demasiado frecuentes, los arrecifes acabarán por extinguirse en determinadas zonas", enfatizó Salvat.
Antes de la Segunda Guerra Mundial, los corales eran destruidos por ciclones, pero no como consecuencia de las actividades humanas, consideró Marina Duarte, del Centro Nacional de Océanos de Hawai (Estados Unidos).
"La incidencia y la gravedad de los fenómenos de blanqueo no han dejado de aumentar en los últimos 20 años".
Según un informe de la Iniciativa Internacional por los Arrecifes Coralinos (IRCR) publicado en 2008, el declive actual de los arrecifes tendrá graves consecuencias para unos 500 millones de personas que dependen de la pesca o el turismo.
En numerosos lugares como Hawai, se han perdido arrecifes como consecuencia de los sedimentos de los lagos, que han enterrado los corales.
La destrucción de los arrecifes representa una enorme pérdida de biodiversidad, ya que ellos albegan en torno a un tercio de las especies marinas repartidas por todo el mundo.
"El primer servicio que los arrecifes ofrecen al hombre es la protección del litoral. En Tahití, por ejemplo, la población no habita en las montañas, sino en el perímetro de la isla. Pero si suprimen los arrecifes, cada tormenta provocará una inundación", aseguró Salvat.
La destrucción de los corales comporta la proliferación de un alga, Gambierdiscus Toxicus, que intoxica los peces. El consumo de peces afectados por ese alga puede provocar vómitos, dolores y modificaciones sensitivas.
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