Saturday, February 12, 2011

La Sonda Juno al redescubrimiento de Jupiter

A mediados del próximo mes de agosto partirá con destino a Júpiter una nueva sonda espacial, la Juno, que deberá llegar y ponerse allí en órbita en 2016, para investigar el origen y la evolución de este gigante, comprender cómo se formaron los planetas gaseosos y qué papel jugaron en el conjunto del Sistema Solar.

Juno_Jupiter

Los científicos, en concreto, quieren saber si tiene un núcleo sólido o es todo gas, medir la cantidad de agua y amoníaco en su atmósfera, observar las auroras allí y cartografiar el intenso campo magnético. La NASA está ya ultimando la construcción de la nave y, mientras tanto, planea el siguiente paso, que sería con la Agencia Europea del Espacio (ESA). Se trataría de una misión conjunta -todavía pendiente de aprobación- enfocada en este caso a dos particulares lunas jupiterinas heladas: Europa y Ganimedes.

Júpiter, como el Sol, está hecho sobre todo de hidrógeno y de helio. El colapso de una enorme nube de gas y polvo debió dar origen a la estrella y con gran parte del material sobrante se habría formado el gran planeta gaseoso. No está claro si un núcleo inicial capturó el gas que lo envuelve o si la inestabilidad gravitatoria en una parte de la nube inicial colapsó formando el planeta. La sonda Juno está diseñada para abordar este problema observando con detalle los campos magnético y gravitatorio de Júpiter, lo que permitirá conocer la estructura interior y medir la masa.

Júpiter no es un desconocido para las ciencias espaciales y tuvo una misión específica hace pocos años, la sonda Galileo, que estuvo en órbita de ese planeta desde 1995 hasta 2003 y obtuvo información muy interesante sobre su meteorología pese a un problema con una antena de transmisión de datos que limitó las ambiciones iniciales del proyecto.

Al final de la misión, la sonda recibió órdenes desde la Tierra para zambullirse en la atmósfera de Júpiter y evitar así que, si se quedaba descontrolada, fuese a parar a las lunas Europa o Ganimedes y las contaminase. Europa interesa especialmente a muchos científicos porque tal vez podría tener condiciones apropiadas para albergar alguna forma de vida, como refleja la saga 2001 de Arthur C. Clarke.

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