Nadar con delfines, jugar con ellos, avistarles o asistir a espectáculos protagonizados por estos cariñosos animales son actividades cada vez más populares entre los turistas.
Sin embargo, este tipo de entretenimiento tiene consecuencias muy negativas para la salud y el bienestar de estos animales, según una investigación de la Universidad de Newcastle (Reino Unido) llevada a cabo en Zanzíbar (Tanzania). En esta isla africana el avistamiento de delfines se ha convertido en uno de los principales atractivos turísticos.
Cuando hay un barco cerca, los delfines se estresan. La cosa empeora cuando los humanos nadan junto a ellos e intentan tocarlos, una actividad que Per Berggren, el principal autor del estudio, define como "increíblemente estresante" para estos cetáceos.
Menos tiempo para descansar y comer
Estar pendientes de sus visitantes les distrae y les quita tiempo para comer, descansar y entablar relaciones con otros delfines. En definitiva, les altera su ritmo de vida, lo que acarrea consecuencias negativas no sólo en cada individuo sino en toda su comunidad.
La investigación, se llevó a cabo con delfines 'Tursiops truncatus', la especie más común. También se le conoce como delfín nariz de botella o delfín mular.
Durante 40 días se observó el comportamiento de un grupo de delfines de Zanzíbar. Los resultados reflejan hasta qué punto los barcos de turistas les molestaban. Cuando había uno cerca, el tiempo que pasaban descansando bajaba del 38% habitual a sólo el 10%. Asimismo, pasaban menos tiempo buscando comida y con otros delfines.
Por otro lado, se movían mucho más, casi el doble, que cuando no había humanos cerca. "Nadan más porque intentan evitar los barcos", sostiene Berggren, quien advierte que es urgente regular la industria del turismo para proteger a estos animales.
El avistamiento de delfines se lleva a cabo en el sur de Zanzíbar desde 1992. La isla es uno de los pocos lugares en los que el turismo ha reemplazado a la caza de estos animales. Sin embargo, los investigadores alertan de que la actual situación no es sostenible y si no se intenta minimizar el impacto negativo del turismo sobre los delfines, estos terminarán desapareciendo de sus costas.
fuente:El mundo.es
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