El 12 de julio de 2002, Marcos Parra de 18 años estuvo involucrado en un accidente automovilístico que dejó literalmente su cráneo separado de su columna vertebral, en una condición llamada decapitación interna.
Sólo los ligamentos de su cuello se conectaban a la cabeza con su cuerpo, pero su médula espinal y las arterias estaban intactas. Sin embargo, un equipo médico dirigido por el doctor Curtis Dickman, un neurocirujano en el Hospital St. Joseph's en Phoenix, Arizona, le salvó la vida mediante la realización de una radical y revolucionaria operación en la que dos tornillos quirúrgicos fueron utilizados para sujetar la cabeza de Parra a su columna vertebral. Sorprendentemente, la operación tan riesgosa fue un exito y Parra se recuperó totalmente. Desde entonces, el equipo de Dickman ha realizado con éxito la misma cirugía en otros dos pacientes.
Hecho interesante: Hay una historia similar a esta. Ricky Barker fue decapitado también internamente después de un accidente de 2004, la moto que conducía colisionó con un automóvil. Tres meses más tarde, sin embargo, Barker salió del hospital con sólo el brazo izquierdo paralizado y un agujero en la garganta (para que pudiera respirar)
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