Prahlad Jani, más conocido como Mataji, es un asceta hindú que asegura no haber probado bocado ni haber bebido nada durante sus últimos 74 años -ahora tiene 82-. Obviamente, parece imposible, pero Majati sí ha demostrado una gran capacidad de resistencia. El hombre ha pasado quince días en un hospital bajo la supervisión de especialistas del Departamento Científico del Ministerio de Defensa indio, interesados en conocer qué había de verdad en su historia. Y los doctores han quedado impresionados. Durante ese tiempo, el yogi no comió ni bebió ni necesitó ir al baño, una hazaña que no parece humana.
En el hospital de la ciudad de Ahmedabad, en el estado indio de Gujarat, Majati pasó dos semanas vigilado constantemente por un equipo de treinta médicos. La habitación estaba equipada con cámaras y un circuito cerrado de televisión. En ese tiempo, nadie le vio comer ni beber. «Todavía no sé cómo sobrevive», confesó el neurólogo Sudhir Shah tras finalizar el experimento. «Este fenómeno es un misterio». Resulta asombroso, ya que, normalmente, una persona soporta sólo tres o cuatro días sin beber y alguna semana sin comer.
Sólo gárgaras y baños
Según los médicos, el único contacto que el yogi tuvo con algún líquido fue al hacer gárgaras y bañarse periódicamente durante los quince días. Los expertos han explorado el cuerpo del hindú, y han analizado su cerebro, los vasos sanguíneos, su corazón, los pulmones y su capacidad de memoria. También se le han tomado muestras de ADN, hormonas, enzimas, etc., cuyos resultados se obtendrán en las próximas semanas. «Si Jani no obtiene energía de los alimentos, debe de estar haciéndolo de otras fuentes de energía a su alrededor; la luz del Sol puede ser una», afirma Shah. «Como médicos, no podemos cerrar los ojos a todas las posibilidades».
Los expertos de la Organización de Investigación y Desarrollo de la Defensa (DRDO, por sus siglas en inglés) pretenden conocer cuál es la fuente de la gran fortaleza de Mataji, que él atribuye a una antigua técnica de meditación de yoga y a una bendición divina. El objetivo es conocer si esa capacidad de aguante puede transferirse de alguna manera a los soldados. Según explican, podría ayudar a elaborar estrategias de supervivencia durante desastres naturales, condiciones extremas e incluso futuras misiones espaciales.
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