El plan:
Por años, Gran Bretaña tuvo un conveniente trato comercial con Irán en lo que respeta sus yacimientos petrolíferos. Conveniente para Inglaterra, quiero decir, ya que mientras el país anglosajón se llevaba jugosas ganancias, los iraníes no veían ni un penique. Todo cambió en 1951 cuando Irán nacionalizó el Compañía Petrolera Anglo-iraní (AIOC) y el parlamento de ese país eligió a Mohammed Mossadegh como Primer Ministro. Mossadegh era relativamente secular, por lo que no era bien visto entre los clérigos iraníes. También era muy nacionalista, así que cuando el Reino Unido trató de recuperar a AIOC, los mandó a la mismísima mierda. Solo podemos imaginar la expresión en el rostro de los ingleses.
¿Puedes imaginar que pasó después? Si, Inglaterra llamó a su aliado, Los Estados Unidos de América y convenció al presidente Dwight D. Eisenhower para que los ayude a derrocar a un mandatario elegido democráticamente para instaurar una monarquía pro-Occidente. En conjunto la CIA y los servicios de inteligencia británicos financiaron grupos de guerrilla, y la BBC protagonizó una campaña propaganda anti-Mossadegh.
¿Que salió mal?
Bueno, en principio todo salió como era esperable. La posición una vez protocolar del Shah (Rey) de Irán se le fue devuelta su antigua gloria imperial, pero esta vez como una marioneta del occidente. La Casa Blanca y Teherán se volvieron los mejores amigos y mientras USA continuaba ignorando las violaciones a los derechos humanos que se cometían en Irán, todo bien.
Hasta que en 1979 una población iraní finalmente harta se rebeló y reemplazaron la monarquía por una república musulmana anti-occidental.
Así funciona el karma. Derrocas a un gobierno democrático secular progresista y 30 años después tienes un gobierno fanático religioso que revive tus pesadillas de un holocausto nuclear.
No comments:
Post a Comment