El momento se acerca. A 25.000 años luz de distancia, una «estrella vampiro» está absorbiendo a toda velocidad la masa de su compañera en el sistema binario conocido como V445, en la constelación de Puppis
Es tal la voracidad de la estrella que, muy cerca de sus propios límites de resistencia física, podría estallar en cualquier momento a causa del monumental «atracón». Cuando lo haga, los astrónomos esperan que sea en forma de supernova la, una de las formas de «muerte estelar» más interesantes para la ciencia.
El Very Large Telescope (VLT) del Observatorio Europeo del Sur (ESO) en Chile, está siguiendo muy de cerca los acontecimientos y ha conseguido, por primera vez, capturar imágenes de este proceso de vampirismo cósmico. Imágenes que ha montado después en un vídeo que muestra la evolución del sistema a lo largo de más de dos años.
En concreto, el vídeo (a la izquierda) muestra cómo la «estrella vampiro» se desprende de sus capas exteriores, un síntoma muy claro de que está rozando los límites que le permiten seguir permaneciendo estable. La insaciable estrella forma parte de un sistema doble, V445, que los astrónomos consideran desde hace tiempo como una auténtica bomba de relojería. De hecho, este sistema binario es el principal candidato de que disponemos a convertirse en una supernova del tipo la, una clase especialmente adecuada para estudiar cómo la energía oscura está acelerando la expansión del universo.
Los primeros síntomas llegaron en noviembre de 2000. En esa fecha, este sistema de dos estrellas se convirtió en una «nova», 250 veces más brillante que el sol y eyectando al espacio una gran cantidad de material. «Uno de los mayores problemas de la astrofísica moderna -afirma Patrick Woudt, astrónomo de la Universidad de Ciudad del Cabo, que estudia el fenómeno- es el hecho de que aún no sabemos exactamente qué tipo de sistema estelar explota como una supernova del tipo la. Y como esas supernovas tienen una importancia crucial para demostrar que la expansión del universo se está acelerando en la actualidad, debido al empuje de una misteriosa energía oscura, la cosa resulta especialmente embarazosa».
Se da la circunstancia de que V445 es la única nova conocida en la que no se detectan rastros de hidrógeno (el material del que están hechas la mayor parte de las estrellas), y esa es la primera prueba que existe de una eyección de material por parte de una enana blanca en la que predomina el helio. Este hecho resulta crítico, dado que se sabe que las supernovas del tipo la se caracterizan precisamente por su carencia de hidrógeno.
Esta clase particular de supernovas, además, suele surgir de sistemas compuestos por dos estrellas, una de las cuales es «normal», y la otra una enana blanca (última fase evolutiva de estrellas del tipo de nuestro sol). Cuando la enana blanca se convierte en «vampiro» y empieza a succionar materia de su compañera, su masa se incrementa rápidamente. Cuando ésta supera un cierto límite, la estrella se vuelve inestable y explota, tal y como muestra la animación bajo estas líneas.
La «cáscara» que está expulsando V445 se está «hinchando» a una velocidad de 24 millones de km por hora, lo cual indica la violencia de los procesos que están teniendo lugar en el interior del sistema. Gracias al telescopio VLT y sus avanzados sistemas de óptica adaptativa, los investigadores han podido obtener imágenes increíblemente detalladas de la nova a escalas muy pequeñas, cerca de cien milisegundos de arco, que equivale al tamaño aparente de una moneda de euro vista desde cuarenta km. de distancia.
De esta forma, los astrónomos dirigidos por Woudt han podido comprobar que V445 es ya (apenas diez años después de convertirse en nova) unas diez mil veces más brillante que el sol, lo que implica que la «estrella vampiro» está muy cerca de alcanzar su límite de resistencia. Los investigadores permanecen, pues, alerta, ya que el fatal desenlace podría producirse en cualquier momento.
Sin embargo, nadie puede estar totalmente seguro de que la enorme explosión vaya a producirse en realidad. O bien V445 explota como una supernova, o bien la actual expulsión de material en forma de nova es suficiente como para aliviar la tensión de la estrella y evitar su cataclísmico final. A pesar de ello, Woudt se muestra optimista: «Tenemos la sospecha fundada -afirma- de que estamos realmente frente a una futura supernova del tipo la».
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