Margarita, Morena, Teresa... son nombres de vacas y seguro que dan más leche que cualquiera de sus compañeras sin nombre. Al menos es lo que se desprende de un estudio elaborado por la Universidad de Newcastle.
Poner nombre a cada vaca de un rebaño podría parecer una locura. Pero un equipo de científicos de la Universidad de Newcastle ha demostrado que esta práctica aumenta la producción de leche sin ningún coste adicional. Y es que según el estudio, cuando se trata a una vaca de manera particular y se la llama con su propio nombre, se puede incrementar su producción de leche en más de 235 litros anualmente, además de mejorar su bienestar y su percepción con respecto a los seres humanos.
"Al igual que los humanos respondemos mejor a un tratamiento personal, las vacas también se sienten más felices y relajadas si se las da una atención más personalizada", explica la doctora Catherine Douglas, autora del estudio y miembro del School of Agriculture, Food an Rural Development de la Universidad de Newcastle. "Nuestro estudio demuestra lo que buenos agricultores llevan pensando desde hace tiempo", añade.
El estudio, publicado en 'Anthrozoos', encontró que las granjas donde a cada vaca se le llama por su nombre, la producción de la leche en conjunto fue mayor que en las granjas donde los animales fueron tratados en grupo.
Para llegar a estas conclusiones, el equipo de la Universidad de Newcastle examinó las actitudes de los agricultores respecto a la producción de la leche y sus influencias en las vacas. Para ello, Douglas y Rowlingson preguntaron a 516 productores de leche británicos sobre cómo, a su juicio, los seres humanos podían afectar en la productividad, el comportamiento y el bienestar del ganado lechero.
Mejor temperamento al ser ordeñadas
Casi la mitad (46%) aseguró que la mejor medida era llamar a cada vaca con un nombre propio. Los que habían puesto en marcha esta recomendación habían aumentado el rendimiento de cada animal en 258 litros anuales. Además, el 66% de los agricultores aseguró "conocer todas las vacas de su rebaño" y el 48% se mostró de acuerdo en que un contacto humano con los animales generan vacas con un mejor temperamento a la hora de ser ordeñadas.
"Al conceder más importancia a cada animal, llamándole por su nombre o interactuando con él, no sólo mejoramos su bienestar y su percepción con respecto a los seres humanos sino que también aumentamos su producción de leche sin ningún coste adicional", explican los investigadores.
Las conclusiones de este estudio son corroboradas por los propios agricultores. Así, Dennis Gibb, productor lechero del norte de Inglaterra, asegura que tratar a cada vaca como un individuo es de "vital importancia". "Ellos no son sólo nuestro medio de vida sino parte de nuestra familia", explica Gibb. "Cada una de nuestras vacas tiene un nombre. Colectivamente nos referimos a ellas como 'nuestras señoras', pero sabemos que cada una de ellas tiene su propia personalidad", explica el productor lechero.
"Nuestros datos sugieren que, en conjunto, los productores de leche del Reino Unido ven a sus animales como seres inteligentes capaces de experimentar una serie de emociones", concluye Douglas.
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