Las especies son cada vez más escasas y vulnerables y no se toman las medidas necesarias, según los expertos
La situación de la biodiversidad marina es más preocupante de lo que se creía. El agotamiento de las reservas pesqueras, la destrucción del hábitat marino o el cambio climático están poniendo en grave peligro el futuro de los océanos. Los expertos critican la escasez de estudios y de medidas para combatir el problema, y recuerdan que el ser humano dependerá cada vez más de los recursos marinos.
Los más de 500 expertos internacionales presentes en la primera Conferencia Internacional sobre Biodiversidad Marina, celebrada en Valencia, han afirmado que las reservas de los grandes caladeros son tan sólo un 10% con respecto a las que había a principios del siglo XX. Según el holandés Carlo Heip, copresidente del congreso, la situación está "próxima al colapso y son necesarios nuevos modelos de gestión."
Los investigadores destacan diversas amenazas que ponen en peligro la continuidad de la vida marina, todas ellas relacionadas con la acción humana. La sobrepesca está poniendo al borde de la extinción a numerosas especies comerciales y otras que también son afectadas por los métodos intensivos de las grandes flotas pesqueras.
Por su parte, la falta de protección y la destrucción "masiva" de los hábitats está dejando sin hogar a miles de especies que merman, desaparecen o tienen que migrar a otros lugares. La acidificación de los océanos, provocada por el vertido de residuos nitrogenados y sedimentos, es otro grave problema, ya que está produciendo un incremento de las zonas muertas en un 5% al año: más de 12.000 km2 de áreas marinas con una escasez tal de oxígeno que dificulta el desarrollo de la vida.
Por ejemplo, un estudio de la Fundación BBVA señalaba el año pasado que los arrecifes de coral y las praderas submarinas sufren una tasa de pérdida cinco veces superior a la de los bosques tropicales. El estudio, coordinado por uno de los copresidentes del congreso de Valencia, el biólogo del CSIC Carlos M. Duarte, recordaba que a pesar de esta delicada situación, tan sólo el 0,1% del mar se encuentra en un área protegida, frente al 10% en el caso de la superficie terrestre.
Y por si fuera, poco, los expertos añaden el problema del cambio climático, que entre otros negativos efectos, está contribuyendo a reducir el hielo del Ártico y a aumentar la temperatura de las zonas templadas, favoreciendo así la proliferación de especies invasoras marinas. Por ejemplo, se ha detectado que determinadas algas invasoras avanzan 50 kilómetros por década. Por ello, Duarte ha asegurado que el calentamiento global podría ser "el golpe de gracia que cause un deterioro catastrófico".
Por qué es importante conservar la biodiversidad marina
Los océanos, con sus 361 millones de km2 de extensión (el 71% del planeta) son el hogar de millones de especies, y han sido el lugar del que han surgido las primeras especies animales, hace 640 millones de años. El mar es sinónimo de vida, y de unos recursos que, al igual que los terrestres, no son ilimitados. En este sentido, el profesor Duarte ha augurado que los océanos pasarán a ser la principal fuente alimenticia en el siglo XXI, ya que el planeta habrá llegado a su límite de capacidad.
Asimismo, el mar es una fuente potencial de medicinas, productos químicos, cosméticos, materias primas, combustible, sistemas de biorremediación o de biomímica, etc. Por ejemplo, cada vez son más las algas que se utilizan por sus propiedades antitumorales, antioxidantes, anti-úlceras, anticolesterol, etc. Por otra parte, avanzar en el conocimiento de la biodiversidad marina permitirá una mayor comprensión de cómo es la evolución de la vida. Y teniendo en cuenta que sólo se conoce un 5% de los mares, las posibilidades son enormes.
Todo un universo marino por descubrir
Cada año se descubren 2.000 nuevas especies marinas, una cifra pequeña ya que se estima en 1.400.000 el número de especies desconocidas. El estudio alertaba de que se necesitarían entre 250 y mil años para acabar el inventario de estas especies, con el riesgo de que para entonces muchas puedan haberse extinguido.
Por su parte, las profundidades marinas son otra de las grandes asignaturas pendientes: casi la mitad del planeta son aguas profundas por debajo de los tres kilómetros, y ahora que empiezan a estudiarse están desvelando una gran biodiversidad, algunas de ellas sorprendentes, como las criaturas abisales. Por ejemplo, los volcanes submarinos y las fuentes hidrotermales, descubiertos hace unas pocas décadas, albergan gran cantidad de formas de vida capaces de sobrevivir en condiciones extremas.
En este sentido, los científicos marinos critican el escaso apoyo a su trabajo: hay diez veces más estudios terrestres que marinos. Especialmente llamativo es el caso de las bacterias marinas. Hasta el momento se han descrito unas 6.000 especies, aunque podría haber entre cien y mil millones, según Carles Pedrós-Alió, investigador del Instituto de Ciencias del Mar del CSIC.
Por ello, los investigadores reclaman más medios para llevar a cabo sus estudios. En este sentido, el desarrollo de la tecnología, especialmente de los equipos submarinos, está permitiendo llegar a lugares infranqueables hace unos años. Por su parte, algunos proyectos de investigación marina están proporcionando una gran cantidad de información: el programa Deep Sea pretende desvelar los secretos que guardan las profundidades marinas; el Censo de la Vida Marina, cuyo proyecto final se terminará en 2010, espera identificar 240.000 especies marinas; y en 2010 también, la Enciclopedia de la Vida ofrecerá en su web información sobre las especies conocidas.
Declaración de Valencia: cómo salvar la biodiversidad marina
Los investigadores reunidos en la Conferencia Internacional de Valencia han firmado una Declaración en la que destacan la rapidez del deterioro de los océanos, la escasa atención que se les dedica, y las fórmulas para salvar a la biodiversidad marina de la debacle.
Los expertos recomiendan aumentar las redes de reservas marinas de manera ecológicamente coherente, evitando posibles impactos del ser humano. Asimismo, solicitan que las pesquerías de profundidad sólo sean autorizadas si son explotadas de forma sostenible, y que la ONU desarrolle la Ley del Mar y la Convención para la Diversidad Biológica para una conservación efectiva de las aguas internacionales.
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